Los casos de sustancias tóxicas en automovilístas es 10 veces superior porcentualmente a los de alcohol
Inés P. Chávarri San Sebastián 18 MAR 2012 - 01:23 CET EL PAÍS
Las drogas han adelantado al alcohol en las carreteras vascas, y lo han hecho demostrando mucha superioridad pese a lo sinuoso del camino. En Euskadi conducen, proporcionalmente, más personas bajo la influencia de alguna droga, que borrachas, según las últimas cifras oficiales. El porcentaje de conductores cazados circulando tras haber consumido cocaína o fumarse un porro es mayor hasta el punto de que la Ertzaintza efectuó en 2011 un total de 83.567 pruebas de alcoholemia, e interpuso 3.197 denuncias por conducir con una tasa de alcohol superior a la permitida. Un 3,8% frente al 31,9% de los 1.786 test de drogas y sus 571 positivos.
2011 ha sido, además, el primer año completo desde la entrada en vigor de la reforma del artículo 379.2 del Código Penal, que castiga los comportamientos de estas características constitutivos de un delito. Una modificación con la que desaparece cualquier tipo de “duda”, según fuentes jurídicas, en el proceder por parte de los agentes en los test de drogas.
Las primeras pruebas realizadas por las diversas policías levantaron polémica. Tanto que la Guardia Civil desistió de un programa piloto hasta que no se reformara la ley. “Se fía mucho a la interpretación del agente”, explica Aitor Briones, abogado especializado en casos de consumo de drogas.
El código penal, a diferencia del consumo de alcohol, no establece una cantidad concreta respecto a la ingesta de drogas. Si con 60 miligramos de alcohol por litro aspirado no existen dudas ni para el agente, ni para el juez de que se ha cometido un delito, ¿cuánta cocaína se ha tenido que consumir para llegar a la misma conclusión? “Ante estos casos se tiene que analizar todo. Las maniobras que efectuó el conductor, el atestado de los agentes, los resultados de los análisis, la cantidad consumida y su significación y conexión con consumos recientes...”, recuerdan fuentes jurídicas.
De ahí la importancia de la formación de los agentes en la detección de síntomas y, sobre todo, de los resultados que arrojen las pruebas. La Ertzaintza se estrenó en los controles de drogas a conductores en 2007 y hasta la fecha los tres recursos presentados por conductores contra algunas de estas actuaciones han sido desestimados por los juzgados de lo contencioso administrativo.
“Si una persona da positivo en el test de alcoholemia, no le practicamos la prueba de drogas, si da negativo y hemos detectado algún síntoma raro, entonces, es cuando lo hacemos”, explica un agente durante un control. Las pruebas que efectúa la policía detectan cannabis (hasta 12 horas desde su ingesta), cocaína (un día), opiáceos (dos días), morfina (un día), anfetaminas (un día) y metanfetaminas (un día), según la Ertzaintza. “Si da positivo se le inmoviliza el vehículo", aclara el ertzaina, pero no hay nada en cuanto a las cantidades. Luego ya vendrán los resultados del laboratorio y la remisión a los juzgados en función del criterio del agente. Según la Fiscalía el proceso se parece a las primeras alcoholemias, cuando el código no precisaba límites en el consumo.
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