Capítulo 3. ARAD: 1.982-2.012. TREINTA AÑOS DE HISTORIA.
DÉCADAS SETENTA Y OCHENTA. LA CRISIS DE LA HEROÍNA. LA ALARMA SOCIAL
El año 1.978 supone un punto de inflexión en el proceso de expansión del consumo de heroína por vía intravenosa. Aumentó su consumo y la atención pública que se concedió al "problema".
Se produjo un “ejercicio de dramatización” (por parte de los medios de comunicación) que consiguieron identificar todos males de la sociedad: con una sustancia tipo (la heroína), con un consumidor tipo (el yonqui) y con una coreografía típica (cuelgue, enganche, jeringas, agujas, palos, tratamientos, sobredosis, monos,…).
Se produjo una importante reacción social, que fue rápida e intensa, ante la gran expansión del consumo de drogas: se hablaba de “el problema de la droga”. Los medios de comunicación tuvieron un importante papel, se hablaba, entonces de “periodistas contra las drogas”.
Durante esa época se producen una serie de acontecimientos reseñables: se establece el debate público provocado por la terminología “drogas legales” y “drogas ilegales”, empezaron a ser activos los movimientos por la legalización del consumo de drogas (sobre todo del cannabis), se produce una diferenciación en el afrontamiento penal: “drogas blandas” y “drogas duras” y entre la población se manifiesta la ineficacia percibida en relación al tratamiento y asistencia a los problemas de las drogas.
La población española asiste a un cambio dramático en el panorama del consumo de sustancias psicotrópicas, y así mismo de las consecuencias y actitudes de la población ligadas al mismo.
En ese momento estamos ante una auténtica alarma social. El problema social de las drogas gira entorno a la heroína: la heroína es “LA DROGA ”, con mayúsculas, por las graves consecuencias del consumo (a pesar de su carácter minoritario) por los delitos y la inseguridad ciudadana a ella se le achaca y por el tratamiento sensacionalista de los medios de comunicación, etc.
Se puede hablar de la “crisis de la heroína”, por lo anterior, por su carácter epidémico y por la cantidad de recursos asistenciales que demandaba el problema (aunque en aquel momento esa oferta, por parte de la administración no se produjo).
Las graves consecuencias del consumo heroína se verían pronto: muertes por sobredosis, desestructuración personal y familiar, marginalidad y exclusión social, etc. Se disparan las tasas de atención hospitalaria urgente. Y para complicar más la situación, si es posible, aparece una nueva pandemia: el contagio del VIH entre la población drogodependiente, que fue descubierto y considerado como el agente de la naciente epidemia de SIDA por el equipo de Luc Montagnier en Francia, en 1983.
En ese momento, los consumos de drogas son percibidas como un importante problema social. Son unos años en los que la presencia social de las drogas se intensifica y aumenta la alarma de la población: según una encuesta EDIS, de 1.983, el 91,7 % de los españoles cree que el consumo de drogas constituye un problema muy o bastante importante.
Repetimos que a pesar de esa importante alarma social que había en ese momento, la administración, las autoridades competentes, no supieron ofrecer la respuesta que demandaba la población española. En ese momento la situación era la siguiente: la heroína era la auténtica protagonista, la cocaína experimentó un importante aumento en su consumo, había una importante polémica en la sociedad española que se preguntaba sobre la peligrosidad del cannabis, la asociación que se estableció entre consumo drogas ilegales e inseguridad ciudadana y la identificación de consumo de drogas ilegales con los jóvenes.
Continuamos con la reacción social ante la expansión del consumo de drogas: “el problema de la droga. La reacción en el ámbito ciudadano general ante el consumo cada vez más generalizado de drogas, fue relativamente rápida e intensa.
En una parte muy importante, esa reacción se podía poner en relación con el tratamiento que de este tema realizaron los medios de comunicación. La sensibilidad de los medios ante el tema, se simbolizó en el uso de denominaciones como “periodistas contra las drogas”. Esa amplia información por parte de los medios, también podía estar relacionada con la situación política entonces existente en España, en la que otros temas de interés social no podían ser tratados con la misma libertad.
Por otra parte, la situación política existente, fue utilizada como causa explicativa e incluso justificativa de la utilización de la droga como medio de contestar a la misma y algunos intelectuales, se referían a una pretendida “creación” del “problema de la droga”.
Excelente aporte!
ResponderEliminar