ANTES DE SU EXPERIENCIA, ANDER ERA PARTIDARIO DE LA LEGALIZACIÓN DE ESTA DROGA, AHORA LE GENERA INQUIETUD
Domingo, 22 de Abril de 2012 DEIA
DONOSTIA. La presión social para revisar las políticas sobre drogas ha dado sus frutos. Así, Sanidad presentará en el Parlamento Vasco antes del verano la Ley de Adicciones que incluirá una norma más permisiva con el consumo responsable del cannabis o marihuana por parte de las personas mayores de edad, apostando por "dejar cierto espacio a la autonomía personal" siempre que se cumplan dos condiciones: que exista información completa sobre las consecuencias del consumo de marihuana y que se garantice un absoluto respeto al derecho de las demás personas, sobre todo el de los menores.
Ander, antes de su propia experiencia, era partidario bastante encendido de la legalización de ciertos estupefacientes tildados socialmente como suaves y de casi nulos efectos secundarios. Pero tras su vivencia personal se ha dado cuenta que esta apreciación es totalmente equivocada.
"El consumo de cualquier sustancia alucinógena no solo tiene unos efectos inmediatos, sino sobretodo y, muy en especial, unas consecuencias a largo plazo bastante graves. En especial si se consume en una edad como la adolescencia y primera juventud en la que el sistema nervioso está en pleno desarrollo y maduración. Si en estos momentos se ataca despiadadamente con estos productos a nuestro sistema de control nervioso, las consecuencias serían ineludibles en un plazo medio de unos cuantos años. Para los adolescentes, la droga es un mundo de mentiras y vanas ilusiones", dice Ander repitiendo en buena medida lo que los expertos psiquiatras y psicólogos le están transmitiendo como parte de la experiencia médica acumulada.
CADA VEZ ANTES Todo lo anterior podría quedarse en una evaluación muy sesuda de unas personas ya de cierta edad, pero la evidencia sigue mostrando pertinazmente que el consumo demaría, cannabis, hierba, marihuana,... cada vez se presenta en adolescentes más jóvenes. "Yo he visto y veo fumar a chavales de 12 y 13 años", y en seguimiento posterior se comprueba que estos consumidores precoces tienen problemas de atención, de comportamiento social, de trato con las demás personas, de análisis de la realidad y por supuesto malos rendimientos académicos y dificultades para la integración normal en la actividad laboral.
Por esto mismo, especialistas como Javier Aizpiri o Jon Ander Bilbao, abogan porque se destinen más los recursos hacia la prevención en adolescentes y primera juventud que hacia la deshabituación. La explicación es evidente. "Se ganan ciudadanos/as sin problemas y además se evitará que cuando tengan 30 o 35 años tengan que entrar en procesos de desintoxicación muy costosos y en edades en las que no siempre los resultados son apetecibles", añaden.
Otro problema añadido de quienes acceden a esta droga es que lo hacen también en el alcohol y el tabaco. "Se suma todo y se inicia un proceso de poliadicción con lo cual el deterioro es mucho mayor, y de continuar en la edad madura, la desintoxicación es más laboriosa y de resultados mucho más inciertos, ya que el daño neurológico puede ser irreversible", reconocen los especialistas.
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