martes, 20 de marzo de 2012

Rasquera vota a favor de la ‘maría’

 Tarragona 1 MAR 2012 - 00:41 CET
El pleno del Consistorio, ayer durante la discusión sobre el cultivo de cannabis. / JOSEP LLUÍS SELLART 


La mayoría de los vecinos de Rasquera (Ribera d’Ebre) están dispuestos a trabajar en una plantación de cannabis. Ayer el Ayuntamiento, gobernado por Esquerra Republicana, aprobó impulsar una empresa pública y ceder terrenos y cultivar cannabis para un club de fumadores de Barcelona. Los cuatro concejales de Esquerra votaron a favor de la plantación, y los tres de CiU, en contra. El alcalde, Bernat Pellissa, anunció a los asistentes que dentro de una semana se celebrará una asamblea en la que médicos y abogados explicarán el proyecto. CiU, por su parte, pidió una consulta vinculante entre los vecinos.
Pellissa asegura que la finca donde se cultivarán las plantas, si la justicia no lo impide, tiene siete hectáreas, pero no todas serán plantadas. El acalde aseguró ayer haber recibido llamadas desde California interesándose en la posibilidad de montar una casa rural para enfermos de cáncer y fibromialgia.
“No fumo desde la mili, pero iría a plantar marihuana porque llevo dos años parado”, explicaba Mario Amorós, de 36 años.
Rasquera tiene 900 habitantes y adeuda 1,3 millones de euros. Con la firma del convenio, el Ayuntamiento espera sanear las cuentas municipales y crear ingresos y puestos de trabajo. El acuerdo con la Asociación Barcelonesa Cannabica de Autoconsumo (ABCDA) lleva ocho meses fraguándose. La asociación es una entidad con fines lúdico-terapéuticos y tiene 5.000 socios.
Según el contrato, la ABCDA abonará 36.000 euros y después 650.000 euros anuales durante dos años por la cesión de los terrenos. También por los gastos de seguridad, porque Rasquera no tiene policía local. “He pasado muchas noches sin dormir y no ha sido un proceso fácil”, aseguró Bernat Pellissa. Los vecinos le apoyan: “Puede dar mucha vida al pueblo. Además, si también se dedica a la medicina y está controlado, ¿dónde está el problema?”, se pregunta Amorós. Algunos temen que el pueblo se convierta en un lugar de tráfico de drogas.
Se crearán cinco puestos de trabajo directos con el campo de cannabis y unos 50 indirectos, según el Ayuntamiento. Fuentes municipales recuerdan que en 2009 se aprobó un plan de dinamización empresarial que comportaba investigar a partir “del interés internacional que genera la Cannabis sativa en los campos medicinal, agrícola, farmacéutico, social y económico”. “No hay trabajo y es mejor revitalizar el pueblo con estas plantas que con nucleares”, sostiene Maria Golcan, de 56 años. Si la justicia no frena el proyecto, en las próximas semanas se determinará la superficie que se cultivará y la cantidad de plantas destinadas al autoconsumo.

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